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Yo creé Reflexiones del Ébano no para ofender, sino para educar y generar pensamientos. Esta es y siempre ha sido mi intención. Al no haber sido criado con la enseñanza de alguna religión, siento que estoy en una buena posición para evaluarlas todas objetivamente. Ese es mi fin, me he dado a la tarea de hacer exactamente eso. He leído los textos sagrados de varias religiones para aprender sus creencias, he leído libros apologéticos que intentan demostrar la necesidad de sus enseñanzas y he buscado a los proselitistas invitándolos a que me intenten convertir con los mejores argumentos que pueden ofrecer. En resumen, me he dado a la tarea de investigar a las religiones y comparar sus afirmaciones contra la evidencia, observar cómo sus doctrinas se manejan cuando se ven sujetas a pensamiento crítico y análisis meticuloso. Esta página es en mayor medida el resultado de esa travesía. Espero que la gente que lea pueda ganar una perspectiva o pensar de una manera que jamás se le hubiera ocurrido.

Solo pido una cosa para aquellos que leen este sitio, mantengan su mente abierta. En vez de comenzar con la firme convicción de que mis conclusiones no pueden estar correctas sin importar lo que diga, animo a los visitantes a que lean lo que tengo que decir hasta el final, consideren todos los argumentos y después se pregunten a sí mismos – sin miedo perjuicio y honestamente – hacia donde apunta la evidencia. Más importante, les pido a mis visitantes que sigan a los hechos y que estén dispuestos a cambiar de opinión. El único sentimiento que debe existir en un debate es el de la búsqueda de la verdad, el no tener miedo a cambiar de opinión. Por supuesto, si estoy equivocado, invito a todo lector que me lo demuestre; si encuentran algún error factual en el sitio, les ruego que por favor me escriban y me notifiquen.

Ocasionalmente me río de la religión porque es necesario. No ofrezco disculpa alguna por ello. Ni tampoco creo que las tradiciones más antiguas o veneradas y las instituciones del teísmo deban estar exentas de crítica. El término "sacrosanto" me provoca reacción. Si esa idea ofende a alguien, todo lo que puedo decir es que no debería. Cualquier creyente sincero debe dar la bienvenida a una revisión honesta y crítica, la cual no representa una amenaza verdadera a la verdad; solamente la mentira es quien debe temer a la crítica. Si hay un dios, estoy seguro que él o ella puede soportar mis argumentos y cuidarse a sí mismo. Por el otro lado, si no hay un dios, estoy haciendo lo correcto en señalarlo, ¿No es así?

Un comentario final: como ateo, no creo en dios alguno y rechazo todas las religiones por igual. Sin embargo, tengo más experiencia con algunas religiones que con otras; en particular, dado que vivo en los Estados Unidos de América, la mayoría de los teístas con los que trato son Cristianos Protestantes evangelistas. Lo que es más, ya que los teístas de cualquier tradición que proselitisan más agresivamente, cuya búsqueda del poder secular más vehemente mente y que frecuentemente usan la fuerza y chantaje contra aquellos que creen de otra manera son los fundamentalistas y más conservadores, siento yo que son ellos, y no los más liberales o moderados, a quienes se les debe oponer con mayor fuerza. Si creen que esta página ataca más selectivamente a una religión o doctrina en particular, es por eso; yo escribo con lo que estoy mas familiarizado y con lo que concierne más. Si crees que un artículo en particular no está enfocado directamente hacia ti y tus creencias, es muy probablemente porque no lo está. Existen, obviamente, artículos dedicados a analizar con lujo de detalle algunas creencias específicas de algunas religiones.

Si están interesados, los invito a que me manden retroalimentación. Elogios y felicitación serán bienvenidos; correcciones serán aceptadas con la mayor humildad; amenazas del infierno, promesas de que rezaran por mi alma y advertencias de que me hincaré ante su dios me divertirán. Escritos largos, incoherentes y secciones de textos sagrados serán borrados, pero de otra manera trataré de leer y responder a todos los correos. Sin embargo, animo vehementemente a todos los lectores que no están de acuerdo con mi posición a que lean el sitio con cierto nivel de atención antes de escribirme, para asegurarme de que sus comentarios no están contestados en algún otro lado. La mejor manera de recibir una respuesta razonable es mandar una carta razonable.